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Cerebricos

Manual de química para enamorados

Manual de química para enamorados

Un estupendo chute de oxitocina, dopamina, serotonina y adrenalina, entre otras hormonas. Básicamente, esto es el amor. A un par de días para San Valentín, resulta un crimen reducir toda esa colección de sentimientos y sensaciones a un cóctel químico, pero los científicos saben desde hace tiempo que, más que del corazón, el enamoramiento depende del cerebro. La antropóloga Helen Fisher, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, descubrió que existen tres procesos cerebrales distintos que definen tres tipos de relación.

Primero se encuentra el impulso sexual, regulado por la testosterona. La segunda fase es el amor romántico, que dura, según Fisher, un año y medio -no nos lamentemos, en la mayoría de especies animales este cortejo se reduce a minutos, horas o semanas- y que está dominado por la dopamina, un neurotransmisor que influye en el estado de ánimo. Pasado ese tiempo, surge otro tipo de unión, el cariño, en el que parece que tienen que ver la oxitocina y la vasopresina, dos hormonas que afectan a la zona cerebral que controla el placer y la recompensa. «En el amor todo es química», y cuando nos enamoramos «se ponen en marcha actividades nuevas en circuitos neuronales que producen un estado de enajenación transitoria, muy parecido a lo que una droga puede inducir» según Juan Lerma, del CSIC.

Adictivo como la cocaína: Las personas que acaban de enamorarse están literalmente "colgadas", de la misma forma que un adicto a las drogas necesita su dosis o nos satisface comer chocolate. Las pasiones pueden ser increiblemente eficaces para calmar el dolor, pues parece que el amor actúa en la  zona del cerebro (el núcleo accumbens) centro de recompensa clave en la adicción a las drogas.

Los flechazos existen: El amor fulminante, el que ocurre a primera vista, es real. Sólo necesitamos la quinta parte de un segundo para encontrar a alguien atractivo. Los productos químicos que inducen a la euforia, como la dopamina, la oxitocina y la adrenalina, ya han salido disparados y en la sangre aumenta la dosis de una proteína, el factor de crecimiento nervioso, que parece desempeñar un papel fundamental en este proceso. Una vez que ocurre, ya estamos perdidos.

Pensamiento único: "Los hombres piensan en el sexo tres veces más que las mujeres". Según Louann Brizendine, una neuropsiquiatra graduada en Yale y en Berkeley, la culpa la tiene la configuración de la materia gris. La zona para el ejercicio de la sexuallidad es 2.5 veces mayor en el cerebro masculino que en el femenino, así que para ellos gran parte del éxito de la pareja depende de que las relaciones sexuales sean satisfactorias.

Caderas, pechos y mandíbulas: Científicos de la Universidad Victoria en Wellington pidieron a un grupo de hombres que observara unas fotografías de mujeres desnudas. Pasaron la mayor parte del tiempo mirando los pechos, pero consideraron más atractivas a las mujeres con forma de reloj de arena, una señal biológica de fertilidad. En cuanto a las mujeres, una investigación aparecida en "Evolution and Human Behavior", asegura que aquellas que se encuentran en la fase más fértil del ciclo se sienten irremediablemente atraídas por los hombres con una barbilla pronunciada y los rasgos marcados, señales de buen nivel de testosterona.

Naturaleza de la infidelidad: La infidelidad ocurre tanto en hombres como en mujeres, pero parece que son ellos los que cometen más deslices. Los científicos creen que se debe a una hormona en particular, la vasopresina, que potencia la unión a la pareja y el instinto de proteger a los hijos. La vasopresina también influye en las probabilidades de que un hombre se quede soltero, según un trabajo del Instituo karolinska en Estocolmo.
Fuente:ABC ciencia

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