El ADN de los suicidas
Un equipo de forenses ha demostrado que los suicidas sufren una alteración genética cerebral. El proceso, conocido como metilación, "apaga" un gen clave para regular la actividad cerebral. Según explica el profesor Poulter en el último número de la revista Biological Psychiatry, este cambio químico sucede a largo plazo, es difícil de revertir, y con frecuencia acompaña a la depresión crónica. Se espera que este hallazgo abra un nuevo camino en el tratamiento de los trastornos neurológicos.
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